ORGANIZACIONES DE ORIENTE

Si existe un nexo común bien definido en las mafias orientales es su carácter silencioso, de forma que pasan totalmente desapercibidas. Ello viene derivado del hecho de extorsionarse casi con exclusividad entre ellos, y no afectar su funcionamiento a la mayoría de los ciudadanos. Están presentes en casi cualquier clase de negocio, y el llamado "gigante asiático" ha encontrado en occidente una nueva forma de hacer dinero, al tiempo que destruye la estructura empresarial europea.

Tríadas chinas

Las tríadas se remontan al siglo XVII. Surgieron durante la resistencia de los súbditos de la dinastía Ming a los invasores mongoles, que instauraron la dinastía manchú. Eran sociedades secretas con rigurosas normas y códigos, que se identificaban con un triángulo, símbolo de la trinidad formada por el Cielo, la Tierra y el Hombre, el orden cósmico de los budistas. A ninguno de los miembros de estas cofradías les era permitido llevar la coleta introducida en China por los manchúes. Todos se dejaban el cabello largo, hasta la nuca, como en los tiempos de los Ming. El tabaco, el alcohol y el opio les estaban rigurosamente prohibidos.

Tríadas es un término genérico para designar a ciertas organizaciones criminales de origen chino que tienen su base en Hong Kong, Taiwán, China continental, y sus ramificaciones. Se dedican a cualquier actividad que reporte beneficios: tráfico ilegal de personas, falsificación de tarjetas de crédito, talleres clandestinos, falsificación, venta y distribución de todo tipo de productos, prostitución, clínicas ilegales, muertes por encargo, etc. Blanquean en otros países los beneficios de la heroína que introducen en EE.UU. y europa desde sus campos situados en Tailandia y Laos.

En los últimos años en España se han llevado a cabo investigaciones sobre organizaciones chinas. Cometen actos delictivos sólo entre su comunidad que vive en nuestro país, y últimamente al blanqueo de capitales y otras actividades. Se dedican principalmente a la extorsión, asesinato, al tráfico ilegal de personas, al pirateo de DVD y CD, a la prostitución y al blanqueo de dinero. Una de las bandas más peligrosas del mundo, la denominada 14 Kilates o 14K con sede en Ámsterdam, está instalada desde hace tiempo en España.

Su sistema de organización interna difiere de las mafias occidentales, puesto que se organiza en grupos de tres personas. Estos grupos están conectados jerárquicamente con otros por solo uno de sus integrantes, lo que lleva a un total desconocimiento del resto de los componentes de la organización. Esta técnica es muy útil ante una investigación policial, ya que existe una posibilidad menor para poder ascender en la jerarquía. Están presentes en las grandes ciudades de todo el mundo, constituyendo una verdadera red en "pulpo".

Una de sus actuaciones más comunes es captar en su país de origen a ciudadanos y trasladarlos a otros países, donde su organización criminal es más fuerte. Se les muestra el país donde van a vivir como un sueño, donde se harán ricos y vivirán mejor. Al llegar al destino la tríada les coloca allí donde haga falta (talleres, restaurantes, prostitución, etc.). Con el tiempo y el dinero necesario se pueden montar su propio negocio, generalmente un restaurante por lo fácil de llevar, pero siempre tendrán de por vida un pacto de sangre con la organización, que se amplia a extorsión, y pasando por la promesa de regularizar su situación en el país.

Comerciantes
Es prácticamente imposible encontrar alguna ciudad española donde no existan comerciantes chinos. La discreción de este colectivo es tal que hay que prestar especial atención al tipo de negocio o a la fisonomía de los empleados para saber quién domina la zona. Lo increíble no es sólo el número en sí, sino que éste va en continuo aumento. En zonas de Madrid recogen el género la mayor parte de los cientos de chinas -los hombres son minoría- que recorren las calles de la ciudad con su venta ambulante. Un fenómeno que se repite en todas las ciudades españolas. En horas punta varias furgonetas procedentes de los polígonos industriales de las afueras de Madrid, uno de los principales centros de distribución para España, descargan decenas de cajas.

El hermetismo, el código de silencio, es característico de este colectivo por lo que mantener un diálogo con los empleados de los establecimientos es casi imposible. Cualquier pregunta relacionada con el origen de la mercancía o la procedencia de sus trabajadores provoca el inmediato recelo al que se suma la dificultad idiomática. Es difícil precisar la zona de procedencia de los artículos. La mayor parte provienen de fábricas ubicadas en las zonas costeras (Hong Kong, Shanghai y la zona de la isla de Formosa), para darles una rápida salida a la exportación. La posibilidad de crear sociedades de capital mixto, con tecnología avanzada, y la disponibilidad de mano de obra increíblemente barata, ha propiciado la aparición de múltiples productos de muy bajo coste y venta fácil. La entrada de productos es legal, pero el fraude se da en que en un contenedor donde se declaran cinco unidades de un producto meten 500, y se aprovecha el espacio para camuflar otros productos no declarados. Los barcos chinos realizan las rutas mercantes habituales hasta llegar a los puertos de Barcelona y Valencia, actualmente extendido a otros muchos.

Otra pequeña parte de la producción procede de la facultad de los chinos para fabricar cosas. Prueba de ello se puede ver en que son ellos mismos, con su mano de obra barata, quienes construyen y diseñan sus propios restaurantes. El material lo fabrican ellos y la mano de obra se nutre muchas veces de los inmigrantes ilegales que devuelven así parte de su deuda.

Desde finales de la década de los 80, se ha constatado un aumento considerable del flujo migratorio de ciudadanos de la República Popular de China con dirección a España. Oficialmente en España se cifra la población china en algo más de 20.000 individuos. Sin embargo, el número de miembros de este colectivo supera con creces esta cifra, pues si nos atenemos a que la posibilidad de conceder visados es muy restringida, se limita prácticamente a casos de reagrupación familiar. Este hecho implica que casi la totalidad estén en situación ilegal.

Ante las dificultades para entrar en el país los ciudadanos chinos recurren a los servicios de las organizaciones clandestinas y sus redes de inmigración en toda Europa que les cobran entre doce y dieciocho mil euros. No todo ciudadano chino es un delincuente, pertenece a la mafia o está integrado en una red de inmigración. Lo que sí se da por seguro es que la inmensa mayoría conoce las actividades mafiosas y, en casi todos los casos, las ha utilizado para venir a España, traer a familiares, contratar trabajadores, obtener préstamos o conseguir cualquier otro servicio. La venta de flores y otros artículos no es más que la punta de un enorme iceberg de intereses creados y controlados por la mafia.

El ciudadano chino es honrado y pasa prácticamente desapercibido, pero no pueden mover un dedo sin autorización de la mafia. A los grupos organizados les interesa que las zonas que los chinos compran para abrir locales de distribución de sus productos estén controlados, pues ello facilita su concentración y organización.

Entrada en España
Son reclutados en China, se les concede un crédito previo para viajar a España y, al llegar aquí, les hospedan y les ponen un local con el que tendrán que devolver el préstamo. Como la deuda les asfixia recurren a la venta ambulante para satisfacerla. Con un solo pasaporte pasan varios y la organización procurará dejar algún familiar en China para tenerlos controlados. Si existe un elemento común a todos los residentes chinos es su sometimiento y dependencia de las mafias.

La entrada de trabajadores sigue rutas diversas. Una sería a través de los propios barcos mercantes, donde se les contrata para trabajar durante el trayecto que dura cuatro o cinco meses, y así pagarse el pasaje o parte del mismo. Al llegar a puerto desembarcan como polizones y se ponen a disposición de las redes. Otra ruta sería vía aérea a Moscú y el posterior traslado por carretera a España, haciendo escalas en distintas ciudades europeas donde la red posee pisos clandestinos, y que costaría aproximadamente 6000 euros. Otra posibilidad aún más cara implica la utilización de pasaportes falsos de Singapur, Japón, Bolivia u otras nacionalidades que no precisan visado para entrar en España, y de permisos de trabajo y residencia. Casi siempre el billete irá a crédito dentro de la red, a un elevado interés y exigiendo como garantía las propiedades y posesiones familiares que tengan en China.

Redada contra un taller de confección ilegal chino en España

Los falsificadores aprovechan el gran parecido físico que para los occidentales tienen los chinos entre sí para cambiar tan sólo la fotografía. La escasa mortalidad de los inmigrantes chinos llevó a pensar que los pasaportes de los desaparecidos son empleados de nuevo por sus conciudadanos para adquirir la condición de legal. Ya en el país se les engancha con nuevos créditos para conseguir parcelas de negocio u hospedaje que les esclavizarán de manera permanente. Al descartar el sistema de créditos oficial español, los chinos recurren a una banca paralela dentro de la comunidad que se lleva a cabo en una especie de subasta, donde lo importante es aceptar las particulares condiciones de la organización. Las casas donde les alojan poseen reducidas dimensiones, y en registros policiales se ha comprobado que en viviendas de no más de 40 metros cuadrados llegan a residir más de 30 personas. Pasados unos días, los inmigrantes son trasladados a su nuevo trabajo donde, habitualmente, también duermen.

Falsificación de tarjetas
La banda compra a hakers datos bancarios de clientes de todo el mundo, que previamente han robado. Luego, en China, esa organización fabrica con los datos tarjetas falsas y las reenvía a sus redes distribuidas por Europa y EEUU. Los miembros en España usan esas tarjetas para comprar joyas, relojes, material informático, móviles o equipos electrónicos que luego revenden con un beneficio del 100%.

Algunos españoles actúan como pasadores, que es como se conoce al individuo que lleva a cabo la compra con la tarjeta, que suele acompañar de un pasaporte falso para que las identidades de ambos documentos coincidan. Otro miembro de la banda, esta vez un chino, hace de controlador, pues en el momento de la compra se queda fuera del comercio para avisar por si se acerca la policía y facilitar la huida en caso de que el engaño fuera descubierto. Cuando todo va bien, el controlador se encarga de recibir la mercancía comprada con la tarjeta clonada.

Blanqueo de dinero
Las organizaciones asentadas en España utilizan, en numerosas ocasiones, comercios fantasmas para iniciar su andadura delictiva. Nada más instalarse en la zona asignada abren tiendas o comercios en las mejores zonas de la capital, o de otros municipios. Así blanquean grandes sumas de dinero. Suelen huir de todo aquello que suponga atarse a algún tipo de documentación y rara vez realizan la compra de un local mediante una entidad bancaria. Los pagos los hacen en metálico, y se han dado casos en que una entidad bancaria se ha interesado por un local bien situado y un ciudadano chino se lo ha "levantado" mediante pago en mano. Es la manera de hacerse con el control de las zonas donde reside esta comunidad, y llegar a extorsionarles, por ejemplo, con el pago de un impuesto revolucionario a cambio de protección para sus locales.

Falsificación
La falsificación de documentación -principalmente, de pasaportes- es otro de sus puntos fuertes, la piratería vídeo-fonográfica, que controlaron durante mucho tiempo en España, y en general todo tipo de productos comerciales en los que medie una marca de prestigio.

Contrabando de tabaco falso
Gran parte de que entra en España es suyo, bien para el consumo interno o en forma de tránsito comunitario. En los análisis se ha encontrado remolacha, estiércol de conejo, caña de azúcar molida y metales pesados. Suele entrar en España por contenedores en los puertos de Barcelona, Valencia, Algeciras y Vigo.

Tráfico de heroína
Incluye la China continental, Hong Kong, Malasia, y Bangkok, utilizando transporte marítimo y aéreo.

Prostitución
El tipo principal de trabajo para las mujeres es la prostitución y el tráfico de drogas. Una razón para ello es la actitud cultural de que las mujeres son responsables de su suerte, incluso si se han equivocado. Hay un gran tráfico de menores para estas actividades.

Las redes de prostitución china captan sobre todo a menores
Cooperación con otras mafias
Desde hace años colaboran con las organizaciones rusas. Una actividad muy rentable es el contrabando de materias primas procedentes de Rusia en China. Los ciudadanos del Extremo Oriente ruso encuentran en ello un medio de supervivencia. Este tráfico incluye metales, oro, madera, pescado y productos agrícolas. Tríadas chinas están activas en el negocio de la madera, que ofrece abundantes recursos sin explotar, la falta de aplicación por las autoridades forestales y de derecho, y el potencial de grandes beneficios. Intervienen en la selección, recogida y exportación de madera rusa.

El aumento de la caza furtiva de la industria marina es otra esfera de la cooperación entre grupos chinos y rusos. Las Autoridades no son capaces de detener la pesca ilegal frente a la costa este.

El 14K y otras bandas
Esta organización es una conexión directa a Hong Kong a través de Bangkok, el principal punto de tránsito de heroína. En los Países Bajos, la 14K o 14 kilates se divide en grupos de siete a diez personas, las células, que actúan trasladando la heroína al resto de Europa, las ventas nacionales o su entrega a otras mafias.

Otras bandas que conforman la red europea son: Ah-Kong, Luena el grupo, Red Sun, Sun Yee On, la Wo forman el Lok, Wo Shing Wo forman, Gran Círculo y Bambú Unido. Todos estos grupos están conectados con los puertos de tráfico para los inmigrantes en Londres, Alemania y China. Utilizan rutas de tráfico de emigrantes a través de Moscú, Europa oriental y Gambia (por vía aérea, utilizando documentos falsos proporcionados por la mafia de Nigeria).

Los ingresos procedentes de actividades delictivas se recogen de restaurantes y tiendas, los cuales pasan a un banco de capital francés, español o italiano. En una operación “limpia”, se transfiere el dinero desde Francia a China, donde son futuros fondos de tráfico ilícito de inmigrantes, las mujeres para el comercio sexual, y los estupefacientes.

España
El número de inmigrantes ilegales chinos en España ha aumentado significativamente durante la última década. Una estimación calcula la cifra en 50.000. En 2000, otra fuente estimaba que 15.000 inmigrantes ilegales chinos se estaban dedicando a un trabajo esclavo en talleres administrados por entes locales y bandas internacionales de China en España. La falsificación de documentos, de muy alta calidad, ha contribuido mucho a la reciente expansión del tráfico de emigrantes desde China a España.

Nave en Cobo Calleja, Fuenlabrada
Los inmigrantes ilegales procedentes de China viajan a España, tras la habitual ruta desde el norte de China a Moscú, donde algunos ilegales pueden obtener visados. Desde allí se desplazan a Alemania a través de diversos países.

Dos grupos, conocidos como la banda de los Siete y la banda de los Trece, es la rama española del grupo Red Sun, que también tiene filiales en Francia e Italia. Aunque Li Ji Min, fundador de la rama española, fue detenido en 1995, la actividad de las pandillas ha continuado. Las autoridades creen que otros seis son los grupos delictivos que operan en Madrid, en virtud de un líder chino conocido como "Big tío". También la 14K parece ser que está presente en Madrid, Barcelona y Valencia.

La Yakuza

Es el equivalente japonés del crimen organizado. Al igual que la japonesa su creación data del siglo XVII, y el origen de la palabra no se conoce con exactitud, pero se dice que proviene de un juego de cartas. La Yakuza moderna ha extendido sus actividades a la corrupción bancaria y política. Esta mafia es una de las más antiguas y poderosas y es, sin duda, la que más miembros tiene. Al final del período Edo, Japón inicia su era moderna y continúa unificándose en un solo gobierno, así que muchos samuráis eran despedidos porque resultaban inútiles a los nuevos destinos de la nación y se convertían en mercenarios ambulantes conocidos como ronin. Estos siguieron haciendo trabajos de manera independiente para sus jefes y la alta sociedad. Al cabo del tiempo se empezaron a organizar en bandas paramilitares que protegían regiones a cambio de comida y comodidades que proporcionaba la comunidad. Poco tiempo después terminan dominando los negocios ilegales de Japón.

A finales del siglo XIX y al iniciarse el XX tenían el control de la prostitución, las apuestas, el contrabando, lavado de dinero, los espectáculos, la especulación de bienes inmobiliarios, la extorsión, tráfico de drogas, pornografía y armas. Además, después de la Segunda Guerra Mundial ciertas bandas de ideología ultraderechista comenzaron a operar y extorsionar dentro de grupos políticos.

Todo el clan se considera una familia donde se profesa la fidelidad absoluta a la banda, el ultranacionalismo, la obediencia al mayor rango y su estricto y brutal código de honor. Los novatos se adoctrinan especificándoles los procedimientos de castigo a la deslealtad, como por ejemplo la amputación de un dedo meñique para aquel miembro que cometa algún fallo grave o incurra en traición. Dicha amputación sirve aún en la actualidad para reconocer a los miembros retirados o disidentes. Los tatuajes dentro de la organización son muy importantes; revelan muchas veces el rango dentro de la misma, el clan al que se pertenece, el lema del clan, algunos incluyen dragones y referencias a su genealogía samurai. La mayoría empieza como un tatuaje pequeño al que se le hacen adiciones y terminan cubriendo grandes partes del cuerpo. Casi nunca son exhibidos en público, y se realizan de forma que puedan ser disimulados con cualquier prenda.

A causa del Terremoto de Japón de 2011 los distintos grupos yakuza se movilizaron anónimamente en tareas de ayuda a las poblaciones afectadas. Se estima que la Yakuza está dividida en 3.000 clanes. El más importante es el denominado Yamaguchi-gumi, considerándose el grupo más grande del mundo, no sólo por el número de miembros sino también por su poder económico. Los Yakuza son un gran problema en Japón, y no dejan de extenderse debido a que mediante la extorsión mantienen a policía y politicos a distancia, teniendo su propio espacio para hacer negocios sucios. Esta libertad lleva a los clanes actuar como si de empresas se trataran, y no suelen extorsionar a la gente de a pie, sino a empresarios y entre ellos.

Miembros de la Yakuza, con sus típicos tautajes
Desconozco si tienen representantes en España, y concretamente en Galicia, pero dada la escasa presencia de ciudadanos de origen japonés creo que es difícil. Sin embargo pueden estar presentes en forma de inversiones o blanqueo de capitales, puesto que alguna de las empresas que controlan incluso cotiza en bolsa. Carezco de información al respecto, aunque dada la facilidad que ofrece la legislación penal española a las organizaciones para delinquir y hacer lo que les viene en gana, todo es posible.

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